21 de mayo de 2011

(L)

Que recuerdes todos los momentos que te ha sacado una sonrisa, y todos los momentos que te ha hecho llorar de alegría, simplemente porque sabías que le tendrías a tu lado, apollándote y ofreciéndote su hombro para que no te sintieras sola. Que cuando estés tumbada en tu cama, te venga su olor, que se había quedado pegado en las sábanas después de haber estado los dos tumbados, con los ojos cerrados y abrazados, sin un centrímetro de espacio entre vosotros. Que cuando te asomes por la ventana, recuerdes cuando él se acercaba a tu portal y te preguntaba: ¿bajas tú o subo yo?, y tú cómo una tonta sonrías...
Y cuando lo tienes enfrente de tí, no sepas que hacer. Si tirarte en sus brazos, o simplemente decirle que le quieres aunque se lo hayas dicho un trillón de veces, porque una vez para tí no es suficiente. Que cuando le ves de lejos, tu corazón se pone a cien por hora... o bueno, exageremos un poco, ¡a mil por segundo!
Y que cada día te preguntes: ¿porque le quiero?, sonrías y no busques respuesta a esa pregunta tonta que te haces a ti misma... que simplemente te basta con tenerle ahí, a tu lado diciéndote cada día lo mucho que te quiere, y que eres parte de su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario